La unión de las proteínas de la soja con las proteínas de un cereal origina una combinación de aminoácidos complementarios y facilita una mejor asimilación de éstos.
El miso ayuda a la digestión y aprovechamiento de otros alimentos, gracias a diferentes agentes: Enzimas naturales, lactobacilos, levaduras resistentes a la sal y a los mohos y otros microorganismos.
Esta función digestiva es paralela a la del yogur y se utiliza junto a los cereales.
El miso contiene un 5% de aceites naturales poliinsaturados y carece de colesterol.
Debido a la presencia de los microorganismos de la fermentación, también está presente la vitamina B12, que no existe en los alimentos de origen vegetal.
De entre los múltiples tipos de miso, los más tradicionales son los siguientes:
- Kome miso: Miso con arroz blanco
- Genmai miso: Miso con arroz integral
- Mugi miso: Miso con cebada
- Hatcho miso: Miso de soja, sin cereal. Es el de mayor proporción de proteínas (21%) y el de menor contenido en hidratos de carbono.
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