Para que este proceso se pueda llevar a cabo, es necesario que se den, de forma simultánea, ciertos factores favorables internos y externos.
Por parte de la semilla, la posibilidad de germinar depende de la perfecta conformación delembrión y de la suficiente cantidad de sustancias de reserva. Además, para nuestros objetivos será muy importante que la semilla haya sido obtenida mediante cultivos de tipo biológico, es decir, sin haber empleado pesticidas ni fertilizantes de tipo químico. Y que haya sido producida en su tiempo normal de maduración, sin forzar el cultivo.
En cuanto a los factores externos, los más importantes son:
- Agua: Es el factor que desencadena todo el proceso; es responsable de la reactivación de los sistemas enzimáticos, que movilizarán las sustancias de reserva y la división celular. Nuestra recomendación es utilizar aguas no tratadas químicamente, a ser posible, de manantial de montaña.
- Oxígeno: El oxígeno también es necesario, por lo que procuraremos una adecuada renovación del aire en el recipiente que destinemos para realizar la germinación, y mantendremos éste alejado de calefactores u otros aparatos domésticos que pudieran alterar localmente la composición del aire.
- Temperatura: La temperatura es un factor importante ya que los enzimas tienen unos intervalos de actuación óptimos. Por ello, aunque dichos óptimos pueden variar mucho según la especie, mantendremos las semillas a una temperatura entre 20-25', considerada como la temperatura ideal para la mayoría de las especies que nos interesan.
- Luz: Es conveniente realizar la germinación en ausencia de luz, ya que de esta forma se retrasará la aparición de la clorofila y la movilización de las reservas será mayor.
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