La Escuela Naturista define la salud como una consecuencia lógica de la adaptación inteligente a los imperativos vitales y de una práctica constante del bien, conforme a nuestra definición de moral.
En cambio, define la enfermedad como un fenómeno de defensa, de adaptación ante condiciones anormales o viciosas de la vida, y la invasión de materias extrañas o venenos introducidos o formados en nuestro organismo como consecuencia de una alimentación irracional, inadecuada, excesiva, mal combinada o tóxica, además de otras malas costumbres o vicios.
En otros términos, la enfermedad es el vencimiento de una deuda constante con la naturaleza. Sus síntomas constituyen advertencias, que se harán cada ves más imperiosas si no se tienen suficientemente en cuenta, o si se recurre a la escapatoria de las drogas u otros paliativos, sin reformar la conducta cuyos extravíos fueron la verdadera causa del mal.
La Escuela Naturista interpreta el dolor como la voz de alarma que nos llama la atención sobre alguna anormalidad que constituye un peligro, y que hay que corregir cuanto antes si se quiere evitar males mayores. El dolor es la manifestación de un mal, pero no es el mal mismo; se puede suprimir el dolor por medio de un fármaco, un anestésico, etc., sin haber hecho nada realmente eficaz contra el propio mal, que sólo desaparecerá con el dolor cuando se eliminen sus causas.
En definitiva, la Escuela Naturista sostiene que la causa de todas nuestras molestias, enfermedades y dolores reside en nuestra ignorancia, errores, prejuicios, vanidades, egoísmo y en nuestros excesos, carencias y vicios.
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